
Estos nos proporcionan energía y colaboran a la desintoxicación de nuestro organismo.
Antiguamente, los panificados fueron integrales, por sus excelente propiedades alimenticias; pero con la revolución industrial se empezó a separar la albúmina (el centro del grano que aporta básicamente hidratos de carbono) de sus capas externas que poseen valiosos nutrientes.
Esto sucedio porque la harina blanca (refinada), se conserva más tiempo que la harina integral, y a la larga, y gracias a la prodcción en serie, resultaba más económico que el pueblo la consumiera.
Cuando consumimos productos refinados, nuestro cuerpo se ve obligado a quitar nutrientes de sus reservas, para poder asimilarlos. Pruoduciendo que nuestro cuerpo se demineralice y pierda vitalidad, lo que con los años, nos deja más vulnerables a padecer diferentes enfermedades.
Los alimentos integrales, como el pan, nos ayudan a restablecer nuestra salud y nos aportan energía y alegría.
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